Voy a hablaros de arte y de cómo la tecnología puede servir para este fin. Éste es el ejemplo de Jon Rasman, de quien hace poco tuve conocimiento, un artista residente en Canadá que tuvo la original idea de utilizar imágenes extraídas de Google Street View para crear arte con ellas. El fin de coger esas instantáneas era hacer un ensayo en el que reflejara sin tratamientos ni aditivos la realidad tomada desde nueve cámaras en lo alto de las furgonetas que Google envió a pasearse por las calles de nuestras ciudades. Es algo simple, sencillo, pero que nos muestra situaciones y personas desde una perspectiva que un fotógrafo tiene pocas ocasiones de plasmar. La de estar en el momento oportuno en el lugar que corresponde. Y todo gracias a una herramienta abierta a todos los públicos en Internet.
Google Street View fue otro paso más de Google para mantenerse a la cabeza con su mapa. Antes no sólo nos dejaba verlo en el modo satélite sino que, más tarde, pudimos ver esas calles desde el ojo imparcial de una cámara de la que muchos no se percataron. No han sido pocas las veces que hemos ido a un punto concreto para averiguar qué estaba pasando cuando Google pasó por allí. En esto, Rasman vio la oportunidad y comenzó a buscar esos momentos totalmente espontáneos en los que más tarde se basaría para hacer su ensayo. A través de esta recopilación construye una realidad dentro de la misma en que vivimos. Aquí tenemos otro ejemplo más de cómo poner la tecnología al servicio del arte.
Sin embargo, ni siquiera en una foto tan inocente y llana coincidimos en su interpretación, tanto de la foto como de considerar a esto arte. Donde algunos ven a una chica “espectralmente pálida” otros pueden ver la nostalgia en ella. Que las imágenes que vemos mantengan intacta la realidad no importa porque, al extraerlas y hacer de ellas objeto de exposición (en el MOMA de Nueva York hasta enero del año 2011), éstas están ya sujetas a la opinión y, por tanto, a que se les considere una forma diferente de hacer arte. Arte o no arte, Jon Rasman alcanza su objetivo que no es otro más que el de mostrar la realidad cotidiana de la forma más cruda posible. Por otro lado, me planteo de forma personal, no termino de discernir la diferencia entre el fotógrafo que trata de capturar un instante único y estas cámaras que lo han conseguido sin pedir permiso a nadie. Supongo que lo que las hace distintas es que el fotógrafo no tiene que borrar los rostros de las personas que aparecen en su obra. Cuestión de detalles.