Uno de los mayores gigantes del mundo de los videojuegos es la compañía americana Activision. Propiedad de los franceses de Vivendi y fusionada con Blizzard, es responsable de sagas como la de Tony Hawk, True Crime y auténticas maquinas de generar dinero como son los Guitar Hero y los Call of Duty.
Sin embargo, el anuncio de despidos masivos, cierre de estudios y cancelación o paralización de palabras mayores como son las sagas Guitar Hero y True Crime han alarmado al público. La culpa la tienen unas pérdidas de casi 250 millones de dólares a finales del 2010. ¿Cómo han podido hacerlo, con todo este arsenal?
Lo primero que hay que declarar es que hace, por ejemplo, 10 años, Activision no era ni mucho menos tan importante. Estaba a una gran distancia de las grandes desarrolladoras de EA, Sega, Square y los propios estudios de Sony, Microsoft o Nintendo.
Esto es debido a que no contaba con grandes titulos que garantizasen dinero. El único seguro de vida eran los monopatines de Tony Hawk. Otras apuestas, como la compra de licencias para sacar a la venta Doom 3, Staw Wars Jedi Knight o de las películas de Spider-Man no dieron un resultado espectacular.
La tendencia se invirtió de forma totalmente exagerada hace un lustro. Activision tiene el estatus que tiene hoy en día – lo que le ha permitido comprar Bizarre Studios y unirse con Vivendi Blizzard – por los nombres de las dos nuevas sagas de esta generación que más han triunfado: Guitar Hero y Call of Duty.
El éxito de cada uno de ellos debe analizarse de forma independiente. El Guitar Hero, que tiene como máximo representante su tercera entrega (juego más vendido ese año) fue un éxito mayúsculo. 6 entregas más spin-offs así los atestiguan.
Su triunfo está basado en algo muy sencillo: fue capaz de unir a jugadores casuales y hardcores. Y con el añadido de que, al necesitar un periférico, ahuyentaba el fantasma de la piratería. Además, estaba disponible y repartiendo sus ventas en todas las plataformas: PS3, PS2, 360 y Wii.
Call of Duty va por el otro camino. Un juego totalmente pensado para el público hardcore, esos fans del shooter que pasaron del Counter Strike y el Half-Life a los gráficos HD y el online de la PS3 Y 360. Seguidores que, como los de los títulos deportivos, se compran seguro su entrega cada año.
«Shooters así hay a puñados», pensará alguno. Sí, pero Call of Duty contaba con varios añadidos. Primero, tradición: la primera entrega data del 2003. Y segundo, que fue capaz en sus Modern Warfare de dejar atrás la manida, sobada y cansina Segunda Guerra Mundial para ofrecer esa guerra que vemos cada día en las noticias de la tele.
Los 3 últimos años, con un Guitar Hero y un Call of Duty al año, han sido días de vino y rosas. Una verdadera lluvia de billetes producida por unos títulos que copaban mes tras mes y año tras año las listas de ventas, independientemente del resto de títulos de su corte que aparecían en el mercado.
Si enmbargo, poco a poco se vio que algo no funcionaba, acelerándose el proceso a finales del 2010. Y aunque es un desarrollo muy complejo, vamos a intentarlo explicar en dos partes: la caída de los juegos musicales – Guitar Hero, vamos – y la falta de juegos de peso que ofrecía Activision para acompañar estas dos sagas.
La decadencia de los juegos musicales es un tema profundo y que trataremos próximamente en un artículo como se merece en Govoid. Pero basta decir que el modelo de un nuevo juego, con su guitarra primero y luego batería y micro cada año, sin mucha más innovación que un nuevo playlist, estaba condenado a cansar hasta al más devoto de los fans.
Si parte de esta decadencia esta en el debe de Activision, la otra parte es enteramente culpa suya. No ha sabido apoyar con secundarios de lujo a sus dos grandes sagas. Como se dice en los deportes de equipo, no basta con tener 2 superestrellas si no hay un equipo que les sustente detrás.
La verdad es que, viendo la pasta gansa que se han llevado con los GH y CoD, uno esperaba ver un catálogo complementario de órdago. Y sincermente, Blur, Spider Man Shattered Dimensions y Prototype quedan lejísimos de esa definción. Solo estuvo a la altura el remake del Goldeneye 007 para Wii.
Así que podemos decir que Activision tiene lo que se merece. Ha tenido prestigio, nombre y billetes para convertirse en la primera desarrollodora del mundo, y no lo ha hecho. Ahora bien, que nadie les de por muertos: los millones del Modern Warfare 3 que veremos en Navidad pueden dar mucho de sí.